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¡QUÉ ES LA RENOVACION CARISMATICA CATOLICA?

La Renovación Carismática Católica en España (R.C.C.E.) es una corriente espiritual y acontecimiento de gracia  que, suscitado por el Espíritu Santo, ha surgido dentro de la Iglesia, y renueva la gracia de los sacramentos de iniciación cristiana, actualiza las experiencias  y gracias de Pentecostés, y tiende a transformar toda la vida cristiana. 

El Espíritu Santo, sigue actuando de modo incesante en la Iglesia, desde su nacimiento en Pentecostés, hasta el momento presente. Jesucristo, el Verbo encarnado, el único Señor y Salvador de los hombres y de la historia, pide siempre a su Padre que derrame de modo permanente al Paráclito sobre  la Iglesia,  a fin de que la asista, la enriquezca con sus dones y se sigan repitiendo entre nosotros los mismos prodigios que experimentó la Iglesia naciente.

El Beato Juan XXIII es considerado por muchos, como un profeta de la Renovación Carismática Católica. En enero de 1959, al anunciar el Concilio  que pensaba convocar, compuso personalmente la siguiente oración para pedir ayuda al Espíritu Santo: Oh, Espíritu Santo, enviado por el Padre en el nombre de Jesús, que estás presente en la Iglesia y la guías infaliblemente: Te rogamos que derrames la abundancia de tus dones sobre el Concilio Ecuménico. Renueva en nuestra época los prodigios de un Nuevo Pentecostés.”

Conectada íntimamente con el Concilio Vaticano II, aparece en febrero de 1967  la Renovación Carismática Católica. Un grupo de profesores jóvenes y alumnos de la Universidad Católica del Espíritu Santo de Duquesne (Pittsburgh, EE.UU.),  oraron pidiendo tener una nueva y fuerte experiencia de Pentecostés. Desde aquel singular momento se han multiplicado copiosamente los fenómenos del primer Pentecostés en toda la Iglesia. Surge una nueva corriente espiritual, a la sombra de María, enraizada en la más esencial  espiritualidad de la Iglesia y de modo particular de  los Santos Padres. Aparece la Renovación, como consecuencia de la actuación permanente del Espíritu Santo en la Iglesia.

Hay un conjunto de rasgos externos que por sí mismos no definen, ni tampoco describen lo que es la Renovación: manos alzadas, cantos de alegría acompañados de Aleluyas, oraciones susurradas, cantos en lenguas, acompañar el canto con palmadas, a veces con danza, oración con imposición de manos, saludo de acogida con el beso de la paz, etc. Centrar la atención en esto, como con frecuencia sucede al que por primera vez asiste a un grupo de oración, es quedarse en lo puramente externo y anecdótico y llevarse una impresión distorsionada de la realidad.

Nada de esto define lo que es la Renovación, si bien todo tiene su significado y razón de ser.


La Renovación Carismática Católica es, según el Cardenal Suenens, como una segunda gracia de Dios a la Iglesia y al mundo, después de esa primera gracia que fue el Concilio Vaticano II. El concilio fue una gracia pentecostal para los obispos; la Renovación es una gracia pentecostal para todo el Pueblo de Dios.

Por su parte, monseñor Alfonso Uribe Jaramillo (Colombia), la definió de esta forma:

La RCC es:

- Un mejor conocimiento de la Persona y de la Obra del Espíritu Santo.
- Una experiencia profunda de su presencia en nosotros y de acción en nuestras vidas.
- Una entrega sin limitaciones a la conducción del Espíritu Santo y una constante docilidad para seguir sus inspiraciones.

- Es la renovación del amor en todas sus proyecciones.

El padre Benigno Juanes s.j., destacado líder de la RCC de República Dominicana, la define de esta manera:

 “La Renovación Cristiana en el Espíritu Santo –como también se conoce en algunos países a la RCC– es el redescubrimiento experimental del poder del Espíritu Santo en cada uno y en la Iglesia, y la apertura a su acción, para vivir el Evangelio en plenitud (hasta sus últimas consecuencias), para evangelizar con poder, ser testigos de Cristo resucitado y renovar todas las formas de presencia –y servicio– de Cristo en la Iglesia y en el mundo” (Del libro: “¿Qué es la Renovación Carismática Católica y qué pretende?”).

Sin tener fundador humano concreto, la Renovación se extiende rápidamente por los cinco continentes, según el modelo de las primitivas comunidades cristianas.

En España, al comienzo del decenio de los setenta, se difunde también progresivamente por las distintas diócesis. Los renovados se reúnen en grupos de oración todas las semanas para alabar al Señor, compartir la fe,  recibir formación y apoyarse mutuamente en la vivencia de la vida cristiana. Surgen igualmente los grupos de crecimiento o profundización, las comunidades de alianza y las de vida.  Como principales notas de su espiritualidad, entre otras,  sobresalen: la filiación divina, la gratuidad, la experiencia del amor y de la misericordia de Dios para con nosotros, la alabanza,  el amor a la Palabra de Dios, el compromiso con los intereses del Reino de Dios.

En el corazón de la Renovación Carismática está la EFUSIÓN DEL ESPIRITU SANTO, que, como rito, consiste en una oración llena de fe y esperanza, elevada por la comunidad  a Jesús Resucitado, para que derrame su Espíritu de manera nueva y en mayor abundancia sobre quienes lo piden ardientemente. Es muy frecuente realizar esta oración mediante imposición de manos. Y como contenido, es una nueva misión del Espíritu Santo, que actualiza y renueva las gracias ya recibidas, a través de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana y de otros sacramentos y compromisos cristianos adquiridos, como el matrimonio, la ordenación sacerdotal, la profesión religiosa. Es fuente de vida nueva, de los frutos y de los carismas del Espíritu Santo.

 El Concilio Vaticano II, en la Constitución “Lumen Gentium” (12,2) dice, hablando de los carismas: “Además, el mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, “distribuyendo a cada uno según quiere” (1Cor. 12,11) sus dones, con los que les hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: “ A cada uno...se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad”  (1Cor.12,7). Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia”.

Se accede a la Renovación, mediante el SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU, catecumenado que suele durar siete semanas, a razón de una sesión por semana. Durante este período se expone el kerigma y se inicia a los participantes en el desarrollo de una reunión carismática ordinaria con sus variados elementos: invocación al Espíritu, oración, uso de la Palabra de Dios, testimonios, intercesión por el mundo, cantos, etc,  a fin de que tengan un encuentro personal con Cristo Resucitado y reciban la efusión del Espíritu.

Los fines de la R.C.C.E. son los siguientes:

a)    Redescubrir la gracia bautismal y la propia identidad cristiana.
b)    La conversión continua, acomodando lo más posible la propia vida a la exigencia del evangelio.
c)    Promover, entre sus miembros, el crecimiento progresivo en la santidad recibida en el bautismo.
d)    Proclamar el kerigma en los grupos de la RCCE, el anuncio fundamental e íntegro del mensaje de salvación para la nueva evangelización de sus miembros.
e)    Fomentar una nueva renovada  y permanente efusión del Espíritu Santo, propiciando bajo su guía una apertura personal a su presencia y a su poder con el ejercicio de sus dones y carismas.
f)     Acentuar la formación eclesial y carismática, para ejercer su vocación de servicio en la Iglesia y en la sociedad.
g)    Promover y crear grupos de RCCE.
h)   Colaborar en la búsqueda  de la unidad de los cristianos, desde una actitud claramente ecuménica y bajo la guía de los pastores de la Iglesia.
(Estatutos de la RCCE)
Resumiendo, podemos decir que la Renovación Carismática Católica es la vida cristiana normal, a ejemplo de las primeras comunidades cristianas. Sus elementos esenciales son:
a)    Aceptar a Cristo como único Salvador y someternos a Él como nuestro Señor.
b)    Una vida vivida en el poder y la fuerza del Espíritu Santo.
c)    Una vida de relación en comunidad.
d)    Una vida cristiana que produzca frutos.

La Santísima Virgen María ocupa en la Renovación el lugar que ella ha tenido y tiene en el plan divino de la salvación. María es la Madre de Jesús, el Hijo de Dios encarnado en sus purísimas entrañas, por obra del Espíritu Santo. Ella es, por tanto, la Madre de Dios y es también la Virgen de Pentecostés, Madre de la Iglesia, que en el Cenáculo estuvo presente con su oración y su asistencia maternal en la navidad histórica del nuevo Pueblo de Dios.

Para una mayor garantía y seguridad de nuestra pertenencia a la Santa Madre Iglesia Católica, la Coordinadora Nacional de la Renovación Carismática Española ha presentado sus Estatutos a la Conferencia Episcopal, que se ha dignado aprobarlos  el día 7 de mayo de 2004.